Sin
duda alguna el planeta está rodeado de grandes maravillas y paisajes a lo largo
de toda su extensión de tierra y agua; pero no siempre es necesario hacer un
viaje por cada rincón del mundo para conocerlos.
Existen
excepciones en las que pequeños fragmentos de esos lugares se encuentran lo más
cerca de lo que uno podría imaginarse. Una de tales excepciones se puede
encontrar precisamente en Juárez.
Las
Dunas de Samalayuca es una amplia extensión desértica ubicada a 50 kilómetros
de la ciudad y es reconocida por su peculiar extensión de arena sílica
(resultado al combinar Sílice con Oxígeno), blanca y fina.
Directores
estadounidenses también han reconocido las maravillas de este lugar, por ello
es que las dunas fueron elegida para formar parte parcial o importante en
algunas películas, como Conan El
Destructor y Dune en 1994, en donde
ésta última utilizó la zona para recrear a un planeta de vital importancia para
la filmación.
Por
otro lado, la población del estado ha visto a esta zona como un centro de
entretenimiento en donde muchos pueden ir a explorar, subir y bajar las montañas
de arena que se forman a pie o en cuatrimotos o hasta para pasar el rato con
los amigos. Aunque parece ser que las personas aún siguen sin estar
completamente conscientes de la rareza que tienen las Dunas de Samalayuca, tal
es el caso de la basura que olvidan allí.
Para el 2009 el presidente Felipe Calderón
estableció a las Dunas de Samalayuca como un área protegida. Aunque sin duda
esto puede sonar un tanto contradictorio ya que en estos momentos, dicha zona
protegida se encuentra en peligro de desaparecer.
Este
peligro es ocasionado ni más ni menos que por la mano del hombre, y es
específicamente el Grupo de Cementos de Chihuahua (GCC) el que está provocando
la desaparición de esta maravilla natural en el estado.
La
causa por la que esta arena se acumula y se acentúa en la ciudad es a causa de
una barrera natural. Dicho bloqueo lo ocasiona la Sierra de Presidio, la cual
es también de donde se extrae la piedra caliza para la fabricación del cemento,
y es por esa explotación catalogada como inmoderada la cual llegaría a provocar
que tal arena siguiera su curso más allá del norte del país.
No
cabe duda que desgraciadamente el dinero siempre tendrá más peso que el
bienestar natural del planeta, tal es así que se le ha dado una gran
importancia a la fabricación de cemento y a las facilidades de transporte de
este grupo así como sus alianzas con cementeras estadounidenses a costa de la aniquilación
de un ecosistema completo y bello para muchas personas.
Pero
no es más que la falta de información y de difusión a la explicación del porqué
se presentan las arenas a los ojos de los chihuahuenses lo que provoca la poca
atención a este claro problema ambiental.
Además
es importante resaltar la gran contradicción en la que vive el mismo GCC pues
en su apartado de Desempeño Ambiental resaltan la prevención y control de los
aspectos ambientales, así como el cumplimiento de las regulaciones ecológicas y
de la restauración de suelos y entorno; siendo que en éste último no están
haciendo más que provocar la desaparición de un entorno con tal de engordar más
y más sus bolsillos.
¿Es
acaso justo acabar con un ecosistema tan bello y excepcional a costa del
enriquecimiento de algunos pocos? Sin duda alguna y desgraciadamente parece que
así es, pues esta información no ha sido tocada más por los medios locales, o
por lo menos no se le ha dado la gran importancia que en realidad merece, tal
es así que desde el 2010 no se ha tocado más dicho tema ambiental.
No
queda más que hacer la parte que corresponde como ciudadanos y darle el mejor
trato y respeto que dicho ecosistema merece, no sólo las dunas, sino también
todo el medio por el que nos desplazamos, pues si no nos ponemos a pensar en el
daño que podemos ocasionarle al planeta, al final terminaremos convirtiéndonos
en el dueño de una empresa que únicamente piensa en su propio bienestar.
Un
lugar así, un ecosistema así, debe ser cuidado, pues a final de cuentas se podría
decir que es como un invitado peculiar para la comunidad juarense, del cual
debe ser un gusto tenerlo de visita, y no orillarlo a que se vaya más allá del
norte para no volver jamás.
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