martes, 19 de mayo de 2015

Lo que no sabías de la Rana Toro

Por Isamar Herrera.

El medio ambiente contribuye con el ser humano para detectar contaminantes o alteraciones y cambios de calidad en el hábitat.
Los bioindicadores cumplen con el objetivo de detectar todo lo mencionado al inicio; la especie y cantidad de tales sensores del cambio climático varían desde plantas hasta los mamíferos.
Sin embargo, existen especies que así como son detectores de irregularidades en el hábitat también pueden ser perjudiciales para la salud o hasta invasoras por su acelerada y amplia reproducción.
 Rana toro (Lithobates catesbeianus) fue presentada en el Congreso Internacional de Agua y Sequia como un bioindicador del cloruro de cadmio por medio de las alteraciones físicas que sufrieron los anfibios a los que se les suministraron diferentes dosis para conocer el nivel de contaminación que presentaba el agua.
Esta especie es considerada muy especial y asombrosa debido muchas veces a su tamaño, pero también existen otros factores que hacen que tal anfibio sea de cuidado para muchos.
La rana toro, originaria del sur de Estados Unidos, se encuentra en el Catálogo de Especies Exóticas Invasoras, el cual destaca que ésta tiene la habilidad de ocupar un amplio rango de hábitats, así como de alimentarse de un gran número de especies, provocando un alto impacto a las especies autóctonas.
La venta de la rana como consumo puede ser considerada para muchos un beneficio económico grande, sin embargo estos actos pueden resultar perjudiciales para la salud no sólo de aquellos que las consuman, sino también para los que se encuentren con ellas en una zona de cultivo, pues es considerada por el Catálogo de Especies Exóticas Invasoras como una gran transmisora de parásitos y enfermedades.
Según el Departamento de Pesca y Agricultura, este anfibio transmite o provoca la enfermedad de la piel roja, edema general, enfermedad del remolino, tuberculosis y hasta micosis.
 Pero a pesar de ocasionar graves problemas a la salud, en México se llegó a implementar un programa para fomentar el cultivo de ranas, entre ellas la especie Lithobates catesbeianus, con el fin de aumentar el desarrollo socioeconómico y la calidad de alimentación del medio rural; tal programa inició cuando el ahora presidente de la república era gobernador del estado de México.
En contraste con lo anterior, la prevención en España ante la aparición de este anfibio es más grande, pues al ser considerada como una de las 100 especies más invasoras la normativa que se relaciona con estos casos los sacrifica.
           ¿Qué será lo correcto o ideal entonces?, ¿utilizarla como bioindicador y alterar su sistema y evolución, estar prevenidos y sacrificarla a la primera oportunidad o usarla como un beneficio a nuestra economía? Sin duda es algo un tanto difícil de contestar, pero no hay que olvidar que la mano del hombre no ha hecho más que alterar al medio ambiente por ambición, y el que esta especie sea utilizada por un fin económico o científico no destaca más que la codicia del ser humano.   

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