El medio
ambiente contribuye con el ser humano para detectar contaminantes o
alteraciones y cambios de calidad en el hábitat.
Los
bioindicadores cumplen con el objetivo de detectar todo lo mencionado al
inicio; la especie y cantidad de tales sensores del cambio climático varían
desde plantas hasta los mamíferos.
Sin embargo,
existen especies que así como son detectores de irregularidades en el hábitat
también pueden ser perjudiciales para la salud o hasta invasoras por su
acelerada y amplia reproducción.
Rana toro (Lithobates
catesbeianus) fue presentada en el Congreso Internacional de Agua y Sequia
como un bioindicador del cloruro de cadmio por medio de las alteraciones
físicas que sufrieron los anfibios a los que se les suministraron diferentes
dosis para conocer el nivel de contaminación que presentaba el agua.
Esta especie es
considerada muy especial y asombrosa debido muchas veces a su tamaño, pero
también existen otros factores que hacen que tal anfibio sea de cuidado para
muchos.
La rana toro,
originaria del sur de Estados Unidos, se encuentra en el Catálogo de Especies
Exóticas Invasoras, el cual destaca que ésta tiene la habilidad de ocupar un
amplio rango de hábitats, así como de alimentarse de un gran número de
especies, provocando un alto impacto a las especies autóctonas.
La venta de la
rana como consumo puede ser considerada para muchos un beneficio económico
grande, sin embargo estos actos pueden resultar perjudiciales para la salud no
sólo de aquellos que las consuman, sino también para los que se encuentren con
ellas en una zona de cultivo, pues es considerada por el Catálogo de Especies
Exóticas Invasoras como una gran transmisora de parásitos y enfermedades.
Según el
Departamento de Pesca y Agricultura, este anfibio transmite o provoca la
enfermedad de la piel roja, edema general, enfermedad del remolino,
tuberculosis y hasta micosis.
Pero a pesar de ocasionar graves problemas a
la salud, en México se llegó a implementar un programa para fomentar el cultivo
de ranas, entre ellas la especie Lithobates
catesbeianus, con el fin de aumentar el desarrollo socioeconómico y la
calidad de alimentación del medio rural; tal programa inició cuando el ahora
presidente de la república era gobernador del estado de México.
En contraste con
lo anterior, la prevención en España ante la aparición de este anfibio es más
grande, pues al ser considerada como una de las 100 especies más invasoras la
normativa que se relaciona con estos casos los sacrifica.
¿Qué será lo correcto o ideal entonces?,
¿utilizarla como bioindicador y alterar su sistema y evolución, estar
prevenidos y sacrificarla a la primera oportunidad o usarla como un beneficio a
nuestra economía? Sin duda es algo un tanto difícil de contestar, pero no hay que
olvidar que la mano del hombre no ha hecho más que alterar al medio ambiente
por ambición, y el que esta especie sea utilizada por un fin económico o
científico no destaca más que la codicia del ser humano.
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