martes, 19 de mayo de 2015

Arsénico y ciclo hidroilógico

Por Diego Villa
Efectos en la salud del arsénico en los pozos de agua potable en Ciudad Juárez: Desinformación e indiferencia.
          Durante el Congreso Internacional Agua y Sequía llevado a cabo en El Colegio de Chihuahua el 23 y 24 de abril, la maestra Rosa Salas Escageda habló sobre el sistema de distribución de agua potable en Ciudad Juárez, y específicamente sobre el contenido de arsénico en el agua.
          La ponencia de Salas demostraba que basándose en el Límite Máximo Permisible (LMP) de contenido arsénico en el agua potable en México, de la totalidad de los pozos de la ciudad, el 39% se encontraba por debajo del LMP, mientras que el 56% se encontraba en situación de alerta, y el restante 5% estaban por encima de los límites de la norma.
          El LMP de contenido de arsénico en el agua es de 0.025 miligramos por litro en México, y de 0.01 mg/l según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
          Y según el politólogo Samuel Schmidt durante la misma ponencia, la nueva ley de Aguas Nacionales que ha quedado congelada en la Cámara, contenía nuevos límites con los que los niveles de arsénico mayores serían tolerados. El problema es que quienes legislan prescinden de los expertos. Y los expertos que intentan legislar no tienen voz.
          Los datos que presentó Salas Escageda fueron concedidos por parte de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento. Es decir, que la JMAS tiene, y aún así no se aplica ninguna de las medidas que la OMS propone para reducir los niveles de arsénico en el agua potable. Se siguen utilizando los pozos que contenían cantidades de arsénico fuera de la norma.
          La presentación de estos datos en el congreso debe abrir un amplio panorama para la investigación tanto de los agentes que deben responder ante esta indiferencia (creando o implementando nuevas tecnologías que disminuyan los niveles de arsénico, no mezclan aguas contaminadas con otras menos afectadas para disminuir los niveles, o al menos hacen el cambio de locación o profundidad de extracción en los pozos para analizar si así los niveles cambian), como de los efectos sobre la salud de quienes han estado bebiendo esa agua contaminada.

El ciclo hidroilógico en México
Sequía en Michoacán. Foto: mimorelia.com
          Adán Carro de la Fuente se presentó en el mismo congreso, como primer ponente para hablarnos del Programa Nacional contra la Sequía (PRONACOSE), y las acciones de CONAGUA a partir de la creación de este plan. Mencionaba en alguna de sus diapositivas que el plan entró en vigor en 2012 y que desde ese momento sólo se presentó grado de sequía prolongado pero no tan alarmante en Michoacán, y que CONAGUA asistió al lugar para que no entraran en pánico. Al poco tiempo de intervenir CONAGUA, hubo una lluvia intensa y también prolongada que terminó con el problema de sequía. Y ahí terminó el problema.
          ¿Ahí terminó el problema?
          A pesar del enfoque preventivo y proactivo del PRONACOSE, la CONAGUA demostró inexperiencia y un descuido en las contingencias en la sequía.
          Al problema de la sequía debemos preverlo, verlo y “postverlo”. Es decir, debe haber un plan para antes, durante y después del fenómeno.
Foto: National Drought
Mitigation Center
          El doctor Donald Wilhite, en Estados Unidos habla sobre el ciclo “hidroilógico”, como respuesta para el problema de la sequía en ese país. Los puntos de este ciclo son la sequía, la conciencia (generación de la cultura de buen aprovechamiento del agua y su conservación), la preocupación (cuando escasea el agua y afecta la economía del lugar), el pánico (acudir desesperadamente a las instancias que deben ayudar en casos de sequía), la lluvia (precipitaciones pluviales que tranquilizan a las sociedades que se encontraban en sequía) y la apatía (indiferencia, luego de una temporada de lluvia).
          Lo que propone Wilhite es una triste realidad y no sólo de su país. También en México (y lo notamos en la mención del caso de sequía en Michoacán). Carro de la Fuente no tuvo comentarios posteriores sobre la sequía en Michoacán, luego de terminar el tema tajantemente dando a entender que la tormenta que les cayó fue la salvación.
          Claro. Que llueva y que llueva. Que la gente use esa agua como lo seguía haciendo, que se les olviden los momentos de preocupación y desesperación y que cuando vuelva la sequía, nos ayude la CONAGUA con programas de capacitación sobre sequía. La capacitación primordial para quienes manejan los recursos hídricos sería no sobre la escasez o inexistencia, sino sobre ahorro y manejo. Además de la inversión en infraestructura hidráulica, claro, para poder administrar bien esos recursos. Es más que eso. Es romper con el ciclo hidroilógico y progresar.
          Mientras tanto, hay que esperar la siguiente sequía para que la CONAGUA sepa si va bien o va mal con el PRONACOSE. 

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