Por Diego Villa
Efectos en la salud del
arsénico en los pozos de agua potable en Ciudad Juárez: Desinformación e
indiferencia.
Durante el Congreso Internacional Agua y
Sequía llevado a cabo en El Colegio de Chihuahua el 23 y 24 de abril, la
maestra Rosa Salas Escageda habló sobre el sistema de distribución de agua
potable en Ciudad Juárez, y específicamente sobre el contenido de arsénico en
el agua.
La ponencia de Salas demostraba que
basándose en el Límite Máximo Permisible (LMP) de contenido arsénico en el agua
potable en México, de la totalidad de los pozos de la ciudad, el 39% se
encontraba por debajo del LMP, mientras que el 56% se encontraba en situación
de alerta, y el restante 5% estaban por encima de los límites de la norma.
El LMP de contenido de arsénico en el
agua es de 0.025 miligramos por litro en México, y de 0.01 mg/l según la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y según el politólogo Samuel Schmidt
durante la misma ponencia, la nueva ley de Aguas Nacionales que ha quedado
congelada en la Cámara, contenía nuevos límites con los que los niveles de
arsénico mayores serían tolerados. El problema es que quienes legislan
prescinden de los expertos. Y los expertos que intentan legislar no tienen voz.
Los datos que presentó Salas Escageda
fueron concedidos por parte de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento. Es
decir, que la JMAS tiene, y aún así no se aplica ninguna de las medidas que la
OMS propone para reducir los niveles de arsénico en el agua potable. Se siguen
utilizando los pozos que contenían cantidades de arsénico fuera de la norma.
La presentación de estos datos en el
congreso debe abrir un amplio panorama para la investigación tanto de los
agentes que deben responder ante esta indiferencia (creando o implementando
nuevas tecnologías que disminuyan los niveles de arsénico, no mezclan aguas
contaminadas con otras menos afectadas para disminuir los niveles, o al menos
hacen el cambio de locación o profundidad de extracción en los pozos para analizar
si así los niveles cambian), como de los efectos sobre la salud de quienes han
estado bebiendo esa agua contaminada.
El ciclo hidroilógico en México
Sequía en Michoacán. Foto: mimorelia.com |
Adán Carro de la Fuente se presentó en
el mismo congreso, como primer ponente para hablarnos del Programa Nacional
contra la Sequía (PRONACOSE), y las acciones de CONAGUA a partir de la creación
de este plan. Mencionaba en alguna de sus diapositivas que el plan entró en
vigor en 2012 y que desde ese momento sólo se presentó grado de sequía
prolongado pero no tan alarmante en Michoacán, y que CONAGUA asistió al lugar
para que no entraran en pánico. Al poco tiempo de intervenir CONAGUA, hubo una
lluvia intensa y también prolongada que terminó con el problema de sequía. Y
ahí terminó el problema.
¿Ahí terminó el problema?
A pesar del enfoque preventivo y
proactivo del PRONACOSE, la CONAGUA demostró inexperiencia y un descuido en las
contingencias en la sequía.
Al problema de la sequía debemos preverlo,
verlo y “postverlo”. Es decir, debe haber un plan para antes, durante y después
del fenómeno.
Foto: National Drought Mitigation Center |
El
doctor Donald Wilhite, en Estados Unidos habla sobre el ciclo “hidroilógico”,
como respuesta para el problema de la sequía en ese país. Los puntos de este
ciclo son la sequía, la conciencia (generación de la cultura de buen
aprovechamiento del agua y su conservación), la preocupación (cuando escasea el
agua y afecta la economía del lugar), el pánico (acudir desesperadamente a las
instancias que deben ayudar en casos de sequía), la lluvia (precipitaciones
pluviales que tranquilizan a las sociedades que se encontraban en sequía) y la
apatía (indiferencia, luego de una temporada de lluvia).
Lo que propone Wilhite es una triste
realidad y no sólo de su país. También en México (y lo notamos en la mención
del caso de sequía en Michoacán). Carro de la Fuente no tuvo comentarios
posteriores sobre la sequía en Michoacán, luego de terminar el tema
tajantemente dando a entender que la tormenta que les cayó fue la salvación.
Claro. Que llueva y que llueva. Que la
gente use esa agua como lo seguía haciendo, que se les olviden los momentos de
preocupación y desesperación y que cuando vuelva la sequía, nos ayude la CONAGUA
con programas de capacitación sobre sequía. La capacitación primordial para
quienes manejan los recursos hídricos sería no sobre la escasez o inexistencia,
sino sobre ahorro y manejo. Además de la inversión en infraestructura
hidráulica, claro, para poder administrar bien esos recursos. Es más que eso.
Es romper con el ciclo hidroilógico y progresar.
Mientras tanto, hay que esperar la
siguiente sequía para que la CONAGUA sepa si va bien o va mal con el PRONACOSE.
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