sábado, 14 de febrero de 2015

Chihuahua contra fracking

Por: Ricardo Meza

 La carta enviada el 4 de septiembre de 2014, al gobernador del estado César Duarte Jacques, y a la diputada del Partido Verde Ecologista, María Ávila Serna, por el grupo Chihuahua contra Fracking , firmada por Adrián Mahorni Carrillo Loera y Adriana Elisa Duran Prieto, integrantes de esta organización,    y en la cual exponen de manera contundente el grave riesgo de contaminación de acuíferos, flora, fauna y aire,  además de la inseguridad en las zonas de perforación de pozos, no ha recibido contestación del mandatario,  por lo menos no pública.
       Cosa rara sería, que Duarte atendiera esta misiva que le pinta con peras y manzanas, el desastre ecológico que ocasionaría el espejismo del fracking en una zona desértica como la nuestra, especialmente el Valle de Juárez y Ojinaga, donde se supone la conservación de agua debe de ser un asunto estratégico, de sobrevivencia.
       El documento de siete cuartillas le expone al mandatario, la necesidad de que en Chihuahua se rechace este sistema para extraer el gas Shale o lutita, y exhorta al Congreso del Estado a no permitir esta práctica que ocasionaría un daño ecológico irreversible a la región.
       Como parte de la argumentación expuesta al gobernador, se mencionan los resultados del foro: Impacto Ambiental y Social del Fracking, realizado en Chihuahua en marzo de 2014. En el cual el Dr. Luca Ferrari, investigador del Centro de Geociencias de la UNAM,  al referirse a las reservas de gas de chihuahua, señaló que “éstas aún están en evaluación, ni siquiera en exploración”. Y agrega “esta técnica sí pone en riesgo el abasto de agua, ya que cada uno de los de los cerca de 15 mil pozos que se tiene proyectado perforar, requerirán de 10 a 20 millones de litros de agua potable”.
        Ferrari Pedraglio, manifestó que México no tiene la capacidad científica para supervisar que las empresas explotadoras de gas Shale se ajusten a la norma, para evitar daños a la población y al medio ambiente.
          Contrario a lo que menciona el Dr. Ferrari, Juan José Guerra Abud, titular de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), declaró que “no hay actividad humana que no dañe el medio ambiente”, aseverando que las ventajas que traerá el gas Shale, rebasan las consecuencias negativas.
       Guerra Abud señaló que las cuencas hidrológicas en las que podría darse esta actividad son las del Golfo Norte, Rio Bravo, y parte del Golfo Centro, que abarca los estados de Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León y Veracruz. Agregó que para destinar el agua  a esa actividad se requerirá la aprobación de la Comisión Nacional del Agua  (Conagua).
      El agua que se utiliza en la fractura hidráulica contiene una mezcla de 353 sustancias tóxicas para la salud, que en México no están reguladas. Estas sustancias causan cáncer, mutaciones y otras enfermedades, según Sinaí Guevara de la campaña de tóxicos de GreenPeace. “Si se está a 800 metros de un pozo, la posibilidades de padecer cáncer son muy altas, debido principalmente al benceno, metano y tolueno, sustancias altamente cancerígenas”, asevera Guevara.
             Explicar en qué consiste la práctica del fracking no es sencillo, por lo complicado  de esta técnica utilizada en Estados Unidos desde 1947, y que consiste en la inyección a alta presión de una mezcla de agua, arena y 363 sustancias químicas, que se utilizan para perforar la piedra donde se encuentra atrapado el gas y así liberarlo hacia el exterior.
       Lo grave del asunto, es que cada pozo utiliza entre 9 millones y hasta 29 millones de litros de agua, que tiene que ser agua limpia, ya que las sales y otros químicos neutralizan la efectividad de las sustancias utilizadas.
      A Duarte no le quedó más que anunciar de manera espectacular, que “Chihuahua tiene las reservas más grandes del mundo de gas Shale, y que la inversión sería del orden de 250 mil millones de dólares”, sobre todo de inversionistas asiáticos. Y digo que no le quedó más remedio porque la orden llegó desde arriba. De Ávila Serna, la diputada del Partido Verde,  ni se dio por enterada, su meta está en la candidatura por el tercer distrito electoral federal en Chihuahua, en las elecciones de este año.
      Quienes enviaron la carta a Cesar Duarte, deberán esperar sentados la respuesta del mandatario, por la sencilla razón de que el asunto viene desde muy arriba. No tiene la facultad de modificar un millonario negocio.
     A quienes debemos  pedir cuentas son a los diputados y senadores chihuahuenses, que aprobaron Fast Track, y sin debate sobre su impacto ambiental, social y de  salud, la reforma energética que fue avalada sin contratiempos. Los legisladores aprobaron en menos de 48 horas un dictamen de 250 páginas, sin leerlo, muchos menos entenderlo. La línea era clara aprobar la explotación de gas lutita, disfrazado como lo dijo duarte de “prosperidad energética”.
       No creo que la comunidad chihuahuense se mueva para impedir, lo que parece inevitable, que inversionistas extranjeros se apropien de un recurso vital, considerado como derecho universal, de sobrevivencia, y muy escaso en Chihuahua, el agua.
Al tiempo.
     




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